DINERO Y EL MECANISMO DE CAMBIO – WILLIAM STANLEY JEVONS

Money and the Mechanism of Exchange (1875) es un breve libro del economista, filosofo y lógico inglés William Stanley Jevons (Liverpool, 1835 – Hastings, 1882). Es uno de los economistas a los que se adjudica la autoría de la teoría de la utilidad, junto a Carl Menger y Léon Walras. Además, mediante sus diversas publicaciones asentó las bases para la revolución marginalista.

Capítulo 1: Trueque. El dinero nos provee de una inestimable cantidad de beneficios respecto al trueque. La primera dificultad del trueque es encontrar dos personas cuyas bienes se ajusten mutuamente a las necesidades de cada una. El dinero como medio de cambio soluciona este problema. La segunda dificultad del trueque proviene de saber el precio al que se hará el intercambio. ¿Cuánto hay que dar de un bien para recibir otro bien a cambio? ¿Y cuántos bienes existen? El dinero como medida común de valor soluciona este segundo problema. El tercer problema del trueque resulta con la imposibilidad de dividir algunos bienes dificultando el intercambio. El dinero soluciona este tercer problema siendo divisible y al poder ser distribuido.

Capitulo 2: Intercambio. «El intercambio ha sido llamado el trueque de lo superfluo por lo necesario«. Jevons destaca que la utilidad y el valor de un bien no son intrínsecos. La utilidad y el valor son solo los accidentes o relación de un bien que surgen del hecho de que alguien lo quiere, y el grado de la utilidad y la cantidad del valor resultante dependerán de la medida en que el deseo haya sido gratificado previamente. Con respecto a la utilidad, las personas intercambiamos aquellos bienes que tienen un bajo grado de utilidad para nosotros, por artículos de baja utilidad para otros y que son muy deseados por nosotros. Este intercambio continúa hasta el punto en el que la siguiente cantidad del bien sería igualmente útil para nosotros que la recibida, de modo que no existe ganancia de utilidad: en este punto ya no tiene sentido el intercambio. El valor debe ser una mera relación de un bien con respecto a otros bienes y a las personas que las necesitan. «Nunca debemos hablar del valor de una cosa sin tener en mente la otra cosa con respecto a la cual se valora«.

Capítulo 3: Las funciones del dinero. El dinero tiene cuatro principales funciones: medio de cambio, medida de valor (ajustándose mediante la comparación de los valores monetarios de los bienes intercambiados), estándar de valor (poco volatilidad en su precio, esto favorece la actividad prestamista y acuerdos con pagos en un futuro), y depósito de valor (puede ser fácilmente conservado y su depreciación será mínima).

Capítulo 4: Historia temprana del dinero. Según Jevons, las pieles provenientes de los animales cazados fueron el medio de cambio (moneda) en las sociedades más prehistóricas. En la siguiente etapa de la civilización, la del estado pastoral, el medio de cambio eran los bueyes. «‘Pecunia’, la palabra en Latín para el dinero, se derive de ‘Pecus’, ganado«. La siguiente moneda fueron los artículos de adorno (piedras preciosas), son materiales duraderos, apreciados universalmente, y fácilmente transferibles; poseyendo unas buenas características para ser empleados como dinero. Durante el estado agrícola se han empleado diversas monedas; el grano ha sido usado como moneda, incluso en Noruega se depositaba en los bancos. El aceite de oliva circulaba como medio de cambio por el Levante y países mediterráneos al ser un artículo común de producción y consumo, bastante uniforme en calidad, duradero y fácilmente divisible. En países de centro américa, el medio de cambio era el cacao, siendo dinero fraccional. En 1618 en los Estados Unidos, el tabaco se declaró como medio de cambio. Y finalmente, artículos manufacturados y misceláneos, como la sal o, citando a Adam Smith, los clavos hechos a mano, son otros ejemplos.

Capítulo 5: Cualidades del material del dinero. Las 7 cualidades para Jevons son: utilidad y valor, portabilidad, indestructibilidad, homogeneidad, divisibilidad, estabilidad de valor, distinguible.

Capítulo 6: Los metales como dinero. Los metales suelen ser indestructibles, no se deterioran con facilidad, homogéneos (con excepción del oro y la plata, aunque son categorizados), divisibles, son distinguibles (debido a su color, densidad, dureza…), y su maleabilidad permite ajustarlos a cualquier diseño (lingote de oro, moneda…). Algunos mantienen su valor durante mucho tiempo; como el oro, la plata y el estaño (la primera moneda inglesa fue de estaño y este material fue usado por reyes Ingleses para acuñar moneda).

Capítulo 7: Monedas. «Las monedas son lingotes de los cuales el peso y la finura están certificados por la integridad de los diseños impresos en las superficies del metal«. Las cuatro características para acuñar una buena moneda: evitar la falsificación (hacer una moneda lo más perfecta posible y que sea costosa su reproducción), evitar el retiro fraudulento de metal de la moneda, reducir la pérdida de metal por el desgaste, y hacer de la moneda un monumento artístico e histórico del estado que lo emite, y de las personas que lo utilizan. Jevons es partidario de que el organismo que acuñé la moneda esté formado por expertos, y controlado por el gobernante o rey. «Los reyes han sido los más notorios falsos acuñadores y depreciadores de moneda«, siendo una gran verdad, Jevons resalta que en la sociedad actual (la sociedad de 1875), ya no es posible dicha intromisión del monarca en el proceso de acuñación debido al control parlamentario. Añadiendo que en su opinión, las monedas que han sido emitidas por fabricantes privados (empresas, grupos con poder… no el rey o gobierno), han acabado siempre degradando el valor de la moneda.

Capítulo 8: Los principios de la circulación. Existen tres principios que predominan en el gobierno del uso y la circulación de la moneda: la cantidad de monedas emitidas, el ratio de valor que tienen, y la relación de ese ratio con la unidad asumida de valor. Además, siendo más profundo en el análisis, se distingue el valor de la moneda dependiendo del metal que contiene, el metal por el cual pueden intercambiarse, y las otras monedas para las cuales son el equivalente legal.
Jevons insta a distinguir entre moneda estándar (el valor de cambio depende únicamente del valor del material contenido en la moneda) y moneda simbólica (se definen en valor por el hecho de que pueden, por fuerza de ley o por costumbre, intercambiarse en una determinada proporción fija por monedas estándar).
Jevons, a su vez, distingue valor metálico (valor intrínseco de la moneda) del valor nominal o legal, en el cual una moneda es requerido por la ley para cambiar por otras monedas. Hay dos formas en que el valor metálico de una moneda puede reducirse por debajo de su valor nominal: reduciendo el peso o la finura del metal por la que fueron acuñadas.
La gran mayoría de las personas no tienen teorías e información general sobre el dinero. Estas personas lo aceptan por hábito, tradición y porque es aceptado por otras personas. La supremacía del hábito y la ausencia de medios para estimar el valor real de la moneda es la causa de la depreciación que han sufrido las monedas. Los falsos acuñadores de moneda y reyes encuentran que, si pueden hacer que las monedas nuevas se vean exactamente como las monedas antiguas, la gente aceptará este dinero depreciado sin duda alguna.
Hay personas que se benefician de las posibles diferencias entre las monedas. Estas personas, generalmente, desacuñan las monedas (fundiendo las monedas) esperando obtener el valor intrínseco del metal. La mayor parte de la acuñación estándar es eliminada de la circulación por personas que saben que ganarán al elegir para este fin las nuevas monedas que se emitieron más recientemente. Esta práctica se conoce en Inglaterra como ‘recogiendo y eliminando’ (picking and culling) o más tecnicamente, ‘engullendo la acuñación’ (garbling the coinage). Las buenas nuevas monedas desaparecen de la circulación (son en su mayoría fundidas o atesoradas), y en la medida de lo posible, se ponen en circulación las viejas y malas monedas gastadas. La Ley de Gresham hace referencia a la circulación de la moneda, esta ley es definida por Jevons citando a Thomas Gresham como: «el dinero malo expulsa el dinero bueno, pero ese dinero bueno no puede expulsar el dinero malo«. El tiempo juega en contra de las monedas más viejas, ya que pueden ser deterioradas (por su mero uso, o por estafadores que cambian el peso de la moneda). Estas monedas se convierten en monedas simbólicas, tienen el mismo valor nominal/legal pero diferente valor metálico que las monedas estándar. La oportunidad de obtener un beneficio es evidente, y las personas prefieren retener moneda estándar (buena moneda) y usar para intercambios moneda simbólica (dinero malo).
La Ley de Gresham fue anunciada y aplicada al dinero de un tipo de metal, pero Jevons destaca que el mismo principio se puede aplicar a las relaciones de todo tipo de dinero independientemente del tipo de metal, como oro comparado con plata.

Capítulo 9: Sistemas de dinero metálico. Jevons explica cinco sistemas por los cuales el gobierno puede lidiar con dinero metálico.
1 Moneda por peso: los metales preciosos se transmiten de mano en mano en términos de peso y medida nacional.
2 Moneda no restringida por cuento: para evitar el problema de pesar las monedas y la incertidumbre de la finura del metal, se puede acuñar uno o más metales en piezas de ciertos pesos y finura específicos, y luego permitir que el público realice sus contratos y ventas en uno u otro tipo de moneda, como estimen conveniente.
3 Sistema único de curso legal: para evitar malentendidos, el gobierno, al emitir varias monedas (en varios metales), puede ordenar que todos los contratos expresados en dinero en el reino se consideren dinero de un tipo de metal, especialmente nombrado, mientras que otras monedas pueden circular a tasas de mercado variables en comparación con este tipo de moneda principal.
4 Sistema múltiple de curso legal: el gobierno puede emitir monedas de dos o más tipos de metales y promulgar que los contratos pueden ser realizados de una u otra clase, a ciertas tasas fijadas por la ley.
5 Sistema compuesto de curso legal: manteniendo un tipo de moneda como la moneda de curso legal principal, en la que se deben cumplir todos los contratos de grandes cantidades de dinero, se puede ordenar que se reciban monedas de otros tipos de metales en cantidades limitadas, como equivalente a la moneda principal. Jevons comenta que en su época muchas naciones líderes han adoptado este sistema compuesto de curso legal, pero han reducido todas las monedas de poco valor a dinero simbólico.

Capítulo 10: El sistema inglés de moneda metálica. El sistema empleado por Inglaterra es catalogado por Jevons como el más idóneo; donde las monedas de tres metales diferentes (oro, plata y bronce) se combinan en un sistema compuesto de curso legal.
Es bien sabido que en Inglaterra, como en otros muchos lugares, las monedas de oro sufrían perdidas de peso, provocando la reducción de su valor, y la aparición de la ley de Gresham (las viejas monedas de oro son intercambiadas, mientras que las nuevas monedas de oro acuñadas son guardadas o fundidas). Para evitar este problema y volver a restablecer el estándar por el que una moneda de oro debe pesar 7.98805 gramos de oro, Jevons propone lo siguiente. El gobierno debe asumir la pérdida causada por el desgaste del oro; el Banco de Inglaterra debe estar autorizado para aceptar a todas las monedas de oro que no muestren marcas de daño intencional o trato injusto a su valor nominal completo. La moneda pronto sería purgada de las monedas ligeras ilegales, y desde ese momento se mantendría el peso estándar.

Capítulo 11: Moneda fraccionaria. Las monedas fraccionarias deben tener el mismo valor que una décima parte de las monedas de plata, pero lamentablemente sucede que no hay un metal adecuado cuyo valor sea ahora una décima parte del de la plata. Existen dos problemas con las monedas fraccionarias: el reducido peso de los centavos, haciéndolo puramente una moneda simbólica; y el segundo, si el metal es fácil de acuñar o manipular como el cobre, y además no logra conservar una buena impresión, esto provoca que exista un margen considerable para obtener ganancias, la tentación de los falsos acuñadores podría volverse más fuerte. Finalmente, el material para moneda fraccionaria por el que Jevons se decanta es el bronce.

Capítulo 12: La batalla de los patrones. Jevons comenta que el patrón oro está cogiendo fuerza en el mundo respecto al patrón plata utilizado en la época. «Lord Liverpool decidió la política inglesa a favor del oro, y la tendencia de opinión ahora está fuertemente en la misma dirección«. El doble patrón (oro y plata) también es comentado por Jevons, al estar sustituyendo al patrón plata en Europa. Muchos han sido los argumentos contra este doble patrón al afirmar que este sistema expone a los dos metales que conforman el patrón a fluctuaciones extremas (cuando el oro y la plata son ofertas legales a cantidades ilimitadas, habrá una tendencia a pagar en ese metal que está sobrevalorado en la proporción legal). Pero Jevons, recalca que muchos de los críticos no han entendido el funcionamiento del mismo y explica lo que significa la acción de equilibrio (acción compensatoria). Los gobiernos pueden controlar y mantener a los dos metales en el mismo ratio, si la plata se vuelve más valiosa en comparación con el oro, surge una tendencia a importar oro de cualquier país que posea el doble estándar, de modo que pueda intercambiarse por un peso legalmente equivalente de moneda de plata, para exportarlo nuevamente a nuestro país, de esta manera el ratio se mantiene. Existen dos desventajes sobre este doble patrón, la primera es que los países están adoptando el patrón oro, y la segunda, contingente con la primera, es que nadie quiere recibir el pago de sus deudas en un metal que se está depreciando (cada vez se necesitaba dar a cambio más cantidad de plata, como pasó en los Estados Unidos), por lo que la plata acaba siendo rechazada.

Capítulo 13: Asuntos técnicos relacionados con la acuñación de monedas. Sobre el tamaño de la moneda comenta lo siguiente: «Las monedas no deben ser tan pequeñas que puedan perderse fácilmente, o pueden ser recogidas con dificultad. La regla parece ser que la moneda debe cubrir toda el área de contacto entre los puntos del pulgar y el dedo índice; y aunque, por supuesto, esta área diferirá con los hombres, las mujeres y los niños, deberíamos errar más en exceso que en defecto«.
El desgaste de la moneda es un aspecto crucial, ya que las monedas que sufren de erosión, sobretodo las de oro, llevan a una depreciación gradual de la moneda. Según los cálculos de Jevons, 0.00276 gramos es el desgaste promedio de una moneda de oro inglesa por cada año de circulación. Debido a esto, Jevons propone que las monedas deben estar un máximo de 18 años circulando (vida legal de una moneda) ya que a partir de este tiempo se vuelven ilegítimamente ligeras.
Sobre contar las monedas, el Banco de Inglaterra utiliza tableros de conteo. Estos consisten en bandejas planas simples, con varios cientos de huecos dispuestos ordenadamente, y de tal tamaño que una moneda encaja perfectamente en cada hueco. Las monedas se arrojan sobre el tablero y este es agitado hasta que se llenan la mayoría de los agujeros. Los restantes huecos se llenan uno tras otro a mano. El número que figura en el tablero es conocido y permite una precisión infalible.
El coste de la moneda metálica debe ser visto como señoreaje, ya que el gobierno puede obtener un beneficio por su fabricación, debido al peso reducido en el que se emiten como moneda simbólica, la gente paga el valor nominal pero la moneda contiene menos material que el valor nominal pagado. Según Jevons, este señoreaje sobre la moneda de plata está alrededor del 9%. Profundizando en la materia, Jevons destaca que el coste de la moneda se compone de cuatro elementos principales: la pérdida de intereses sobre el capital invertido en el dinero (las monedas no producen ningún tipo de rentabilidad), la pérdida por la abrasión de las monedas, los gastos de la casa de la moneda al acuñarlas y, por último, la pérdida ocasional de monedas.

Capítulo 14: Dinero internacional. Jevons promueve la siguiente premisa ante el avance del libre comercio: «En todos nuestros cambios y discusiones sobre asuntos monetarios debemos tener en cuenta la eventual introducción de un sistema monetario uniforme. Seguramente podemos buscar una mejora gradual en las relaciones de las naciones«. Las ventajas de un sistema internacional de dinero metálico está compuesto por el ahorro de problemas a las personas que viajan de nación en nación al facilitar el entendimiento entre sistemas contables y precios expresados en una misma medida de valor, y el ajuste real de las divisas se haría más rápido y perfecto cuando la moneda de un país pudiera transferirse directamente a la circulación de otro país. Pero también tiene sus desventajas, uno de los mayores problemas puede producirse cuando un gobierno acuñe dinero ligeramente inferior al estándar acordado, y una vez introducido, sería, en virtud de la ley de Gresham, difícil de retirar de la circulación. Jevons reconoce que un problema de consenso sobre un nuevo sistema monetaria puede resultar al participar dominantes naciones como Inglaterra, Alemania o Francia.

Capítulo 15: El mecanismo de intercambio. Jevons destaca el papel de la moneda en el comercio. Las naciones que emplean dinero de oro y plata generalmente han descubierto, a lo largo del tiempo, que las monedas simbólicas de pequeño valor metálico, o incluso el papel de valor nominal, podrían pasarse de mano en mano como signos de la propiedad de las monedas. «Así surge el fenómeno anormal conocido como un papel moneda inconvertible«. A veces es posible eliminar la base de metal valioso, que se supone que representa, y aún así, mantener el valor del papel en circulación como antes. Sin embargo, este papel moneda nunca es aceptado más allá de las fronteras de la nación que la reconoce.
Una opción para evitar el mecanismo monetario de intercambio es crear un sistema de compensación bancario, que además ayudaría al comercio. Muchas personas guardan sus monedas, o materiales preciosos, en los bancos u orfebres, por lo que una transacción entre dos comerciantes que deben intercambiar sumas monetarias, se puede realizar por el simple hecho de unas anotaciones contables en el banco, facilitando el comercio. Jevons añade que Londres es la plaza más importante del Reino Unido y probablemente del mundo, por lo que adquiere sentido que los comerciantes abran cuentas en Londres. «Londres tiende a convertirse en la sede de la compensación bancaria mundial«.

Capítulo 16: Dinero representativo. El dinero simbólico es en medida dinero representativo. En las civilizaciones antiguas, cuenta Jevons, que ya se usaba el dinero representativo cuando se acuñaban/sellaban trocitos pequeños de piel de animales. Esto también se hizo en China antes de la era cristiana acuñando dinero representativo con trocitos de piel de ciervo blanco. La gente de China se acostumbró a la circulación de estos pequeños trozos de cuero, olvidando su carácter representativo y continuaron circulando. En Europa el sistema de papel moneda comenzó con los depósitos en bancos en las Repúblicas Italianas; las monedas eran contadas y medidas por los bancos cuando se realizaba un depósito, de manera que eran colocados a crédito del depositante, y así se facilitaban las transacciones comerciales solamente acudiendo al banco y emitiendo una orden de transferencia. Este sistema de dinero representativo disminuía el riesgo de transporte de grandes cantidades de metales y/o monedas, además de agilizar las transacciones al no tener que contar monedas.

Capítulo 17: La naturaleza y variedades de los pagarés.
Certificado de depósito específico: (conocimientos de embarque, billetes de empeño, garantías de muelles…). Estos certificados establecen la propiedad de un objeto definido. Lo importante de este tipo de pagarés es que no pueden emitirse en exceso de los bienes que han sido depositados, a menos que se trate de un fraude. El emisor debe actuar puramente como un guardián del bien, y como la posesión puede ser reclamada en cualquier momento, nunca puede legalmente permitir que cualquier objeto depositado salga de su custodia hasta que sea devuelto a cambio del pagaré.
Orden de depósito general: el emisor de un documento promisorio se compromete a mantener los productos exactamente en cantidades y calidades equivalentes a lo que se especifica en el certificado, sin tomar nota de las partidas individuales. Las materias primas son un buen ejemplo al ser homogéneas. Este tipo de depósito certificado da pie a los bancos y/o casas de depósito a vender las materias y esperar a que en un futuro vuelvan a bajar de precio para comprar y hacer frente a la redención del certificado cuando su dueño lo presente.

Capítulo 18: Métodos de regulación de una moneda de papel.
-El método de depósito simple. El emisor de papel moneda está obligado a mantener un stock de moneda y lingotes igual a la cantidad total de los billetes emitidos, que se pagará instantáneamente en la presentación de dicho papel.
-El método de depósito parcial. En lugar de estar obligado a mantener todo el metal precioso depositado en caja, el emisor puede invertir una cantidad fija en valores seguros.
-El método de reserva mínima. El emisor está obligado a tener disponible una cantidad mínima fija de moneda y lingotes.
-El método de reserva proporcional. La reserva varía con la cantidad de notas emitidas, es decir, la reserva puede ser un tercio, un cuarto… del total de papel moneda emitido.
-El método de emisión máxima. Se otorga permiso para emitir notas que no excedan una cantidad fija, sanciones prohibitorias pueden ser impuestas a cualquier incumplimiento de esta restricción.
-El método del límite elástico. Se puede asignar un límite a la cantidad agregada de notas, como en el último método, sobre la emisión excesiva penalizándola de manera ligera, que el emisor, bajo ciertas circunstancias, preferirá pagar la penalización en lugar de restringir sus emisiones.
-El método de reserva documental. La reserva de propiedad que el emisor debe mantener no puede consistir en oro o plata o en lingotes, sino en fondos del gobierno, bonos, acciones u otros valores documentales.
-El método de reserva de bienes inmuebles. En lugar de limitarse a la propiedad documental, se le puede permitir al emisor tratar varias propiedades, como tierras, casas, barcos, ferrocarriles, acciones… como su reserva de riqueza para cumplir con los compromisos.
-El método de cambio de divisas. Es posible que se le permita a algunos bancos importantes emitir billetes convertibles en el entendimiento de que no aumentará la cantidad en circulación mientras las bolsas de divisas estén en contra del país, y que la exportación de especies sea rentable.
-El método de emisión libre. El negocio de emitir pagarés puede quedar abierto a la libre competencia de todos los individuos, sin restricciones o condiciones, excepto las leyes que se aplican a todos los contratos y promesas comerciales.
-El método par oro. Se puede emitir papel moneda, con la apariencia de pagarés, pero no convertible en moneda. El problema se restringe siempre que la prima del oro sea aparente, por lo que el dinero de papel puede mantenerse igual en valor a la moneda que nominalmente representa.
-El método de pago de ingresos. El dinero en papel inconvertible se puede emitir libremente, pero se puede intentar mantener su valor recibiéndolo en lugar de una moneda en el pago de impuestos.
-El método de convertibilidad diferida. Las notas pueden emitirse con la promesa de pagar dinero metálico en algún día futuro, ya sea definitivamente fijo o dependiente de eventos políticos u otros eventos contingentes.
-El método del papel moneda. El que acuñe los pagarés puede ser totalmente absuelto del cumplimiento de sus promesas, de modo que los billetes circulan por la fuerza del hábito, por orden del soberano, o como consecuencia de la ausencia de cualquier otro medio de intercambio.

Capítulo 19: Documentos de crédito. «El crédito es considerado no más que el aplazamiento de un pago«. Para estimar el valor presente de una deuda se deben de considerar los siguientes puntos: la cantidad de dinero a recibir, el intervalo probable de tiempo que transcurre antes de su recepción, la probabilidad de que se pagará, la tasa de interés, y las obligaciones legales que crea o involucra.

Capítulo 20: Crédito contable y sistema bancario. La evolución del sistema financiera provoca que las transacciones monetarias sean más fácilmente conducidas, por ejemplo, las deudas, ya no son pagadas intercambiando dinero, si no que se compensan entre sí en los libros bancarios. Los bancos sirven como meros intermediarios entre el pagador y el cobrador. En un sistema de banco único, la intervención del banquero ayuda a que las transacciones de muchos individuos diferentes sean compensadas entre sí intercambiando cheques sin la necesidad de emplear dinero metálico. En un sistema de dos bancos, los intercambios de cheques se producen de la misma manera, pero con la ventaja que ahora dos individuos que han depositado sus caudales en instituciones diferentes pueden realizar la transacción solamente intercambiando un cheque que más tarde será gestionado por ambos bancos para compensar las partidas. Finalmente, todo evoluciona a un sistema bancario complejo, donde los diferentes bancos acuerdan un banco de los bancos (banco central), donde se mantiene una parte del efectivo de cada banco, y luego el endeudamiento mutuo puede compensarse igual que cuando un banco actúa para individuos. Cuando las distancias son un problema, un sistema bancario ramificado (con sucursales) puede realizar de garante de transacciones de dos individuos que están en ciudades diferentes sin la necesidad del desplazamiento.

Capítulo 21: El sistema de las cámaras de compensación. La primera cámara de compensación se creó en Londres en 1775 por 26 bancos, estos banqueros de la ciudad contrataron una sala donde sus empleados podían reunirse para intercambiar billetes y facturas. La sociedad formada era privada, desconocida para la ley, y mantenía en secreto las transacciones allí realizadas. La de Nueva York se estableció en 1853 formada por 59 bancos. Las cámaras de compensación se desarrollaron con el tiempo, por ejemplo, en la cámara de compensación de Manchester, el trabajo se realizaba a través de formularios previamente rellenados por cada banquero incluyendo las sumas a percibir y recibiendo el formulario con las sumas a deber, y no en libros de contabilidad, como en Londres, ahorrando tiempo al cuadrar las cuentas. Gracias al éxito de este sistema, en 1874 se crea la Cámara de Compensación de la Bolsa de Valores de Londres (London Stock Exchange Clearing House). Jevons destaca la validez de este sistema que fue creado, espontáneamente, inventado para el entendimiento de transacciones, y sin ser aprobado por ninguna ley en el parlamento. «Las ventajas del sistema son evidentemente de enorme magnitud«. Todos los pagos en este sistema se realizan con un mínimo riesgo («mientras el cheque que representa un pago viaja por el país, el dinero que transfiere se deposita en las bóvedas de algún banco«), pérdida de tiempo, problemas o uso de los metales preciosos («la moneda, cuando se transporta en grandes sumas, es siempre una tentación para los ladrones … los documentos transferidos en la cámara de compensación están tan cruzados o respaldados que no tienen valor para nadie, excepto para los propietarios legales«).
«Es sorprendente encontrar hasta qué punto los documentos en papel han reemplazado a las monedas como medio de intercambio en algunos de los principales centros de negocios«.

Capítulo 22: El banco de cheques. Mucha gente se queda fuera del sistema bancario, debido a que el interesado debe poseer una cierta suma de dinero y, tener una posición y un crédito lo suficientemente buenos como para que un banquero le confíe un talonario de cheques. Este problema es solventado mediante el banco de cheques. Este banco de cheques facilita los pagos de pequeñas cantidades monetarias. «Es una innovación muy ingeniosa, y si tiene éxito, no puede dejar de beneficiar a la comunidad en un alto grado, agregando una nueva característica a un sistema bancario que ya está maravillosamente organizado«.

Capítulo 23: Las letras de cambio extranjeras. En los primeros tiempos el comercio exterior consistía en el intercambio directo de productos. Ahora, la transmisión de dinero no solo causa la pérdida de interés durante el intervalo de tránsito, sino que también conlleva el gasto de custodia y la responsabilidad de la pérdida total.
Una letra de cambio no es más que una orden para pagar el dinero entregado por el cajón al librado. La letra de cambio es transferible por endoso, y por lo tanto representa una reclamación para recibir dinero en un día futuro en un país diferente. No tiene sentido que la moneda estuviera viajando desde América a Inglaterra, y vice versa, por el Atlántico. El comerciante estadounidense que ha enviado algodón a Inglaterra puede realizar una letra de cambio sobre el consignatario por una cantidad que no exceda el valor del algodón. Al vender esta factura en Nueva York a otro comerciante que ha importado hierro de Inglaterra a una cantidad equivalente, se enviará por correo al acreedor inglés, que se presentará para su aceptación al deudor inglés, y un pago de efectivo al vencimiento cerrará el conjunto circulo de transacciones. Es evidente que el pago entre dos partes en una ciudad se presenta para el pago en toda la extensión del Atlántico.
Esto conlleva la creación de centros financieros. «Esta tendencia a la centralización de los negocios financieros en Londres está muy promovida por el hecho de que allí existe la mayor masa de capital prestable barato. … Además, el gran comercio exterior de Inglaterra, que llega a todos los rincones del mundo, y las colonias y dependencias distantes que naturalmente tienen relaciones financieras con la capital de un imperio, tienden a darle a Londres una posición única«.

Capítulo 24: El Banco de Inglaterra y el mercado de dinero. Jevons trata la Peel Act de 1884 (Bank Charter Act), en nombre de Sir Robert Peel. La competencia de muchos bancos, los lleva a tramitar el mayor negocio posible con las reservas más pequeñas que pueden aventurarse a retener. El comercio sigue creciendo y la demanda de oro aumenta con él para realizar pagos en el extranjero. Si la cantidad de oro se incrementa a un ratio menor que su demanda, llegará un momento en el que no se podrá afrontar la demanda de oro. «Ese es, creo, todo el secreto de la creciente inestabilidad y delicadeza del mercado monetario en este país«, en referencia a la inflación. La Peel Act impedía la libre emisión de papel moneda sino estaba respaldada por oro. La Currency School (David Ricardo) se posicionaron a favor de la ley para combatir la inflación generada por la emisión desmesurada de papel moneda, en cambio, existía otra corriente opuesta, la Banking School (Thomas Tooke), que estaba completamente en contra de está regulación.
«Pero el aumento de los precios producido de esta manera hace que las bolsas de valores extranjeros se opongan al país, y crea un saldo de endeudamiento que debe pagarse en oro. La base de toda la estructura del crédito se escapa y produce ese colapso repentino conocido como crisis comercial«. «La única medida que puede restaurar la estabilidad en el mercado de Londres, o evitar que se vuelva más y más sensible, es asegurar de alguna manera la existencia de reservas de efectivo más satisfactorias, ya sea en moneda real o en billetes del Banco de Inglaterra, que representan depósitos de la moneda en las bóvedas del banco«.

Capítulo 25: Un estándar tabular de valor. Jevons cita a Joseph Lowe, proponiendo un esquema para dar un valor constante a los contratos de dinero debido a la alta volatilidad que sufre el oro. Se debe designar una comisión para recopilar información auténtica sobre los precios a los que se venden los artículos básicos de consumo de los hogares. Teniendo en cuenta las cantidades comparativas de productos que se consumen en un hogar, se encuadrarían en una tabla de referencia, mostrando en qué grado debe variar el dinero para que el poder de compra sea uniforme. La comisión deberá hacer públicas las tablas cada mes. Jevons pone éste ejemplo, supongamos que se incurre en una deuda de cien libras en 1875 a pagar en tres años; si la comisión decide en 1878 que el valor del oro ha caído en la proporción de 106 a 100 durante estos tres años, el acreedor reclamaría un aumento del 6 por ciento de la cantidad nominal de la deuda.
Este método agregaría un nuevo grado de estabilidad a las relaciones sociales, asegurando los ingresos fijos de los individuos de la depreciación que a menudo han sufrido, frustraría menos los cálculos de los comerciantes basados en acciones que están fuera de su control, y muchas bancarrotas podrían ser prevenidas, a la vez que mitigando la aparición de futuras crisis.

Capítulo 26: La cantidad de dinero que necesita una nación. «Nadie puede saber cuánta moneda requiere una nación, y que intentar regular su cantidad es lo último que debe hacer un político/gobernante. … El único método para regular la cantidad de moneda es dejarla en perfecta libertad para regularse a sí misma. El dinero debe encontrar su propio nivel, como el agua, y fluir dentro y fuera de un país, de acuerdo con las fluctuaciones del comercio que ningún gobierno puede predecir o evitar. … Los asuntos privados deben desaparecer como las casas privadas de la moneda, y cada reino debe tener una circulación uniforme de papel, emitida desde un solo departamento central del estado. La forma de emitir esta moneda de papel debe estar estrictamente regulada en un sentido; la circulación de papel debe hacerse para aumentar y disminuir con la cantidad de oro depositado a cambio de él«.


Editorial: Jefferson Publication.

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