John Maynard Keynes (1883 – 1946) fue un economista británico. Catedrático en la Universidad de Cambridge. El 80% de su obra trata sobre la economía monetaria. Se le considera el economista más influyente del S.XX.
La razón de ser de este libro se debe a que J. M. Keynes deseó mostrar su inconformismo sobre muchas de las propuestas que se discutían en el proceso de negociación del Tratado de Versalles en 1919, después de finalizar la IGM, donde los países aliados negociaban las reparaciones de guerra que los vencidos deberían pagar a los vencedores. «Tengo el propósito de demostrar en este libro que la paz cartaginesa no es prácticamente justa ni posible«.
La idea que tenía J. M. Keynes se puede abreviar en que si las potencias aliadas vencedoras (Francia e Italia) abusan de su poder para destruir a los países derrotados (Alemania y Austria-Hungría), lo único que conseguirán es su propia destrucción. «Era misión de la Conferencia de la Paz honrar sus compromisos y satisfacer a la justicia, y no menos restablecer la vida y cicatrizar las heridas«. Gracias a un buen acuerdo con peticiones asumibles y sin buscar la destrucción, sino más bien la reparación de los daños ocasionados, los países podrían volver al crecimiento donde se creara una paz duradera, sentado los cimientos de una nueva Europa y evitando toda guerra ulterior.
Alemania antes de la guerra, era agrícola y podía sostenerse a sí misma, se transformó en un país completamente industrializado. Actuando como un eje central donde se agrupaba el sistema económico europeo. De la prosperidad de las empresas alemanas dependía la prosperidad del resto del continente. Los aliados tenían mucha preocupación en que Alemania no surgiera muy perjudicada de la guerra ya que para el porvenir sería un enemigo fuerte y peligroso.
El sistema económico alemán dependía de tres factores principales: comercio marítimo, explotación de su materia prima (carbón, hierro…) y sus transportes y sistema aduanero. Según J. M. Keynes el tratado aspiraba a la destrucción de sus factores principales, pero haciendo hincapié en los dos primeros.
Los países aliados no solo imponían la suma de la reparación sino que especificaban en que clase de propiedad se debía de efectuar el pago. Se habían producido algunas afirmaciones falsas desde el punto de vista de J. M. Keynes: en cuanto a la capacidad de Alemania para pagar y en cuanto a la suma de las justas reclamaciones de los aliados. Keynes estimó la responsabilidad en 8.000 millones de libras que Alemania debería de pagar según el tratado de paz. «Ejecutar las condiciones de la paz implicaría lógicamente, por tanto, la pérdida de varios millones de personas en Alemania«. Es evidente que la capacidad de Alemania de preguerra para pagar un tributo anual al extranjero se ha visto disminuida. Finalmente, J. M. Keynes establece su estimación de que 2.000 millones de libras es la cifra máxima exacta de la capacidad de Alemania para pagar.
Al fin para salir de está situación de estancamiento después de la guerra, donde será muy difícil que la producción europea resurja sin alguna medida temporal de auxilio exterior. Keynes abogó porque el Tesoro de Estados Unidos prestara dinero a los gobiernos de Europa, aunque antes es necesario un gran cambio en la opinión pública para que esos recursos se empleen de la manera más eficiente.
«La política de reducir a Alemania a la servidumbre durante una generación, de envilecer la vida de millones de seres humanos y de privar a toda una nación de felicidad, sería odiosa y detestable, aunque fuera posible, aunque nos enriqueciera a nosotros, aunque no sembrara la decadencia de toda la vida civilizada de Europa … las naciones no están autorizadas por la religión ni por la moral natural a castigar en los hijos de sus enemigos los crímenes de sus padres o de sus jefes«.