Publicado en el año 2012 por varios autores: Olvido Macías Valle, Carlos Rodríguez Braun, Ignacio Rodríguez Burgos y Pedro Pablo González Vicente. En este libro, de fácil y rápida lectura, se intenta dar respuesta a simples preguntas que nos pueden surgir a lo largo de nuestra vida; cuestiones básicas sobre familia, vivienda, empleo, seguros, impuestos, banca, inversión y finalmente economía. Aporta al lector una visión muy primaria sobre la economía, con definiciones sobre palabras que se escuchan asiduamente en las noticias, en los periódicos, en nuestro entorno… Muchas de estas no tienen una respuesta obvia ya que la economía no es una ciencia exacta. Mayormente enfocado sobre un pensamiento liberal de la economía.
Una reflexión que me ha hecho pensar y en la que estoy principalmente de acuerdo con los autores es cuando comentan que hay que cuidar la capacidad adquisitiva del ciudadano, pero no para que estos consuman más aumentando la demanda, sino para favorecer un ahorro sólido y una inversión acertada. Por lo que facilitar la labor de trabajadores y empresarios sería apropiado junto con una disminución de impuestos.
Cuando hablamos de sanidad, educación, transporte… en definitiva de servicios públicos, no podemos mencionar que es gratis. Todo lo que el Estado concede a sus ciudadanos es previamente pagado por ellos, el canal de pago es diferente a lo que normalmente acostumbramos. «El producto que nos dan es decidido por los políticos, y nunca es pagado directa y claramente por los que lo reciben«.
Se llama reforma laboral «al cambio en las condiciones de trabajo cuando no es algo pactado de manera libre entre el empleado y el empleador, sino impuesto por el poder«. Según los autores, una reforma laboral por sí sola no crea empleo, pero facilita a que los únicos que pueden crearlo, los empresarios, lo creen.
«No es cierto que la competencia represente la destrucción de todo; más bien, como decía el economista austríaco J.A. Schumpeter, representa la destrucción creativa, donde hay actividades que nacen y otras que mueren en un proceso en el que, si hay competencia, la suerte del conjunto mejora«. «Hemos hablado antes de la destrucción creativa: el reemplazo de los coches de caballos por los modernos medios de transporte destruyó muchas empresas y puestos de trabajo que se habían dedicado a producir esos coches y a criar y cuidar de los caballos que los tiraban, pero fue una destrucción claramente creativa que dio lugar a un mundo no solo mejor en comodidades, sino también en riqueza y, aunque parezca asombroso en empleo«.
El patrón oro (llamado por J.M. Keynes «reliquia bárbara«) era un sistema rígido donde las autoridades no tenían potestad para manejar la cantidad de dinero ya que los billetes estaban respaldados en oro, por lo que no podían ser emitidos en exceso. Keynes apostaba por un sistema distinto, donde los bancos centrales jueguen un papel más importante y puedan controlar la cantidad de dinero de una economía cuando las autoridades lo crean necesario. Actualmente muchos países disponen de este sistema, pero en Europa se ha modificado el sistema debido a la creación del BCE.
«La justicia se ha confundido con la igualdad: lo justo es lo igual«. «Hoy cuando se habla de justicia como igualdad se piensa en que los políticos tienen que imponer la igualdad«. Quitar a los ricos para dárselo a los pobres. «Así se entiende la lucha contra la pobreza. Y hay muchos ejemplos de ese tipo, dentro de lo que se denomina justicia social. Pero, claro, si la justicia es quitarles a unos para darles a otros, entonces los bienes de las personas no están seguros ¡y esa seguridad es la clave de la justicia!«.